La carne de conejo posee minerales, entre los que se destaca su elevado contenido en potasio. También sobresale su contenido de fósforo, calcio y un moderado aporte de sodio. En cuanto a su contenido en vitaminas se destacan las vitaminas del grupo B, en especial la B3 y la B12.
Por su composición nutritiva, la carne de conejo es recomendada en caso de seguir dietas bajas en grasa y colesterol. Al ser una carne blanca, su contenido en ácido úrico es menor en comparación con las carnes rojas, lo que la convierte en una carne apta para personas con hiperuricemia o gota.
Posee un delicado sabor y se presta a múltiples preparaciones. El conejo se puede elaborar al horno, guisado, estofado, frito o a la parrilla. Si la pieza es joven, a la parrilla puede resultar muy sabrosa, en cambio si se trata de un animal adulto es preferible cocinarla en forma de guisos o estofados, que ablandarán su textura.
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